lunes, 20 de abril de 2015

Puntos más importantes de la querella entre Aquiles y Agamenón (canto I)



*Luego de que Calcante anuncia ante todos los griegos que el dios Apolo está enfurecido con los griegos por la forma en que Agamenón lo ofendió –a través de su ofensa a Crises- Agamenón reacciona “afligido, con las negras entrañas llenas de cólera y los ojos parecidos al relumbrante fuego…”. En este símil se enfatiza la ira de Agamenón identificando la mirada con el fuego vivo, relumbrante, como imagen de la pasión enardecida del personaje que ha sido dejado en evidencia públicamente.

Agamenón dirige inicialmente su ira contra Calcante, desprestigiando su don adivinatorio: “Siempre te complaces en profetizar desgracias y nunca dijiste ni ejecutaste nada bueno.” A continuación, el jefe del ejército griego intenta justificar su actitud comparando a Criseida con su esposa, Clitemnestra. La comparación exalta la belleza y la inteligencia de Criseida (componentes del areté femenino). Por último, legítimamente por su condición de líder del ejército y para no rebajar su areté de guerrero, Agamenón reclama una compensación para la pérdida de Criseida (ya que dice que su prioridad es el pueblo, por lo que hará lo que le piden, devolviendo su botín de guerra a Crises).
Aquiles responde de forma individual argumentando que Agamenón debe esperar para verse recompensado por la pérdida de Criseida, hasta que “algún día” los griegos puedan conquistar Troya. Aquiles comienza refiriéndose a Agamenón irónicamente como “gloriosísimo, el más codicioso de todos”. Estos son otros elementos que agravan la tensión ya planteada entre los personajes desde el comienzo del agora convocada por Aquiles y no por Agamenón. ¿Qué poder tiene Aquiles sobre el líder del ejército para decirle que debe esperar, siendo el único griego que se quede sin botín?
Esto enfuerce a Agamenón quien acusa a Aquiles de burlarse de él. Inmediatamente amenaza a Aquiles en primer lugar y luego –intentando tal vez bajar el tono de sus palabras- a otros guerreros (Ayante, Ulises) con llevarse a alguna de sus mujeres (producto del reparto de los botines de guerra) para lograr compensar la pérdida de Criseida. Este planteo es también una demostración de poder por parte de Agamenón, frente a todo el ejército. Por último, Agamenón dice que lo primero es devolver a Criseida y que en otra ocasión retomarán el tema.
La amenaza de Agamenón es tomada de forma totalmente personal por parte de Aquiles y este es el punto en el que se desencadena la cólera del semidiós. Nuevamente, insulta a Agamenón tratándolo de “impudente y codicioso”. A partir del verso 149 es donde Aquiles hace el planteo más importante de la querella, intentando desprestigiar a Agamenón frente a todos los griegos, dudando de su poder de mando y de la legitimidad de su liderazgo. Argumentos utilizados por Aquiles:
- Él no siente que tenga ninguna razón personal que lo obligue a pelear contra los troyanos (esto podría incitar a otros guerreros a pensar lo mismo). En ese sentido, cuestiona la propia legitimidad de la guerra: “te seguimos a ti, grandísimo insolente, para darte el gusto de vengaros de los troyanos a Menelao y a ti, ojos de perro.” El motivo de la guerra (el rapto de Helena, la esposa de Menelao que se ve deshonrado frente a todos los griegos) queda así reducido a una especie de capricho sin importancia. El insulto “ojos de perro” aparece en reiteradas ocasiones sugiriendo la cobardía y la sumisión de Agamenón, su falta de valentía y liderazgo.
- En segunda instancia, Aquiles expone un argumento que lo afecta individualmente; compara las recompensas que él recibe luego de cada victoria con las que se le otorgan a Agamenón, diciendo que “la parte más pesada de la impetuosa guerra la sostienen mis manos” y, sin embargo, recibe una recompensa mucho menor que la de Agamenón (cosa que, por otra parte, está justificada por el hecho de que Agamenón es el jefe del ejército).
- Finalmente, Aquiles anuncia que por los motivos que expuso, decide retirarse de la guerra volviendo a su patria (Ftía/Ptía). Esta es una consecuencia inmediata de la querella que traerá importantes consecuencias a largo plazo para todo el ejército que intentará en reiteradas ocasiones convencer a Aquiles de que debe volver al campo de batalla (esto solo se produce en el canto XIX, luego de la muerte de Patroclo, el gran amigo de Aquiles).
Agamenón mantiene su postura y sugiere cobardía por parte de Aquiles al decirle: “huye, pues, si tu ánimo a ello te incita…”. Luego de esto, confirma que retirará a Briseida de las tiendas de Aquiles.
Aquiles reacciona de manera totalmente irracional y siente un fuerte impulso que lo incita a matar a Agamenón allí mismo. Este es el CLÍMAX de la querella. Se destaca la forma en que el aedo (cumpliendo la función de un narrador omnisciente) hace referencia al pecho y al furor de Aquiles que se encuentra en conflicto entre lo que le indica el corazón y lo que le aconseja la mente.
Intervención divina para calmar a Aquiles: Palas Atenea. ANTI-CLÍMAX. La diosa, hija de Zeus, favorecedora de Aquiles, se le presenta solamente al heroe (capacidades de los dioses griegos) y le promete futuras recompensas por la ofensa que Agamenón le ha hecho al quitarle a Briseida.
Nuevamente, Aquiles insulta a Agamenón, reprimiendo su impulso y obedeciendo a la diosa. JURAMENTO SOBRE EL CETRO: “algún día los aqueos todos echarán de menos a Aquiles, y tú, aunque te aflijas, no podrás socorrerlos cuando muchos sucumban y perezcan a manos de Héctor, matador de hombres. Entonces desgarrarás tu corazón, pesaroso por no haber honrado al mejor de los aqueos.” Es de destacar la forma en que Aquiles habla de sí mismo en tercera persona gramatical, destacando su valor para el ejército. Estas palabras se volverán premonitorias de la suerte del ejército y así sera. No olvidemos que Aquiles habla con la seguridad que le dio la diosa acerca de que sería recompensado en el futuro.
Intervención de Néstor, anciano sabio, representante de la sofrosine (la mesura, el ideal del equilibrio y el justo medio para conciliar las posiciones enfrentadas).

Conceptos importantes:

Hybris- actitud soberbia del guerrero que desconoce o desprecia la superioridad divina y que incluso osa compararse, sintiéndose más poderoso (en este caso la falta parte de Agamenón hacia Apolo, a través del mal trato hacia Crises)
Areté (masculino y femenino) – Este concepto es propio del mundo de los aristós (aristócratas guerreros que perpetúan su condición de generación en generación por línea masculina, de padres a hijos). Dentro del mundo masculino, el areté del guerrero incluye fuerza y habilidad en el manejo de las armas, así como valor y defensa del honor y la honra frente a los otros guerreros y en relación a su herencia familiar (de hijos a padres y viceversa). A su vez, las mujeres que forman parte de este mundo también deben reunir una serie de cualidades y habilidades: belleza física, inteligencia y destreza para las tareas del telar y la crianza de los hijos.
Sofrosine – Cualidad de la mesura, el equilibrio, la búsqueda de un ideal armónico que se opone a la desmesura de la soberbia, al hybris. En el canto I el principal representante de la sofrosine en el plano humano es Néstor quien, además, representa la sabiduría por su propia condición de anciano.

Recursos literarios:

Epíteto – “el que hiere de lejos” (Apolo), “la de los níveos brazos” (Hera), “celerípede / el de los pies ligeros” (Aquiles), “la de hermosas mejillas” (Briseida), “la joven de ojos vivos” (Criseida).
Símil – “Iba parecido a la noche” (Apolo), “los ojos parecidos al relumbrante fuego…”(Agamenón).

Dioses que aparecen en este canto: Febo Apolo, Hera, Palas Atenea y Tetis.

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